martes, 9 de febrero de 2010

Entrecruzados

Existo yo, para sentarme a la vera de tu piel, del balcón de tus ojos; y gustarme.

Y buscar hondamente, a plenitud; días llenos de deseo, cálido y esponjoso.

El cómo, es secreto, secreto de dos. El cuando, es pájaro del lucero o ave nocturna; silente, callado, palpitando por debajo de nosotros; entonces oyes el por qué.

Y toda la energía del ser uno se arremolina; en azúcar, dulce puñado, y esencia de mi esencia.

No quieres ver, si hoy o ayer moriremos locos, sin habla de tanto hablar; tu mano atesora mi ser.

Existo yo, cada vez menos en mi; cada poco, todo, en ti.

jueves, 4 de febrero de 2010

Mi pequeño farolero

Tiene unos ojos que me pierdo en ellos, de bellos, de bonitos, de míos. Y un corazón pequeño de tamaño pero enorme para su edad. Es compungido y muchas veces se le asoma una lagrimita que no puede remediar cuando las cosas se ponen malas o como el dice “ hago lo que puedo”. Cierto cariño, haces lo que puedes que para once años es mucho; para empezar me das la vida y eso no hay forma de pagarlo aunque a veces entre tú y yo se interponga un problema de matemáticas o los malditos verbos con unos nombres pluscuamperfectos que ya, ya. Te quiero tanto que me duele hasta el aliento que decía Miguel Hernández. Y no puedo aspirar en esta vida a algo más bonito que a quererte con el alma y el corazón. Sé que nunca leerás esto y no puedas ni imaginar cuanta belleza atesoras para mi. Mi pequeño farolero.

"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."

El Principito. Antoine de Saint-Exupéry